Sólo Contigo (Capítulo 23)

AWUAWUAWUA!!! no maaa!!
perdonen el haberme tardado tantoo!!!
la universidad es el infierno mismo!!! LOL!!
(** bien exagerada **)
bueno en todo caso, espero les guste musho el capítulo,
sé que no es muy interezante pero, el capítulo que sigue está divino!
hahahaha xD
a ver si me puedo dar más tiempo para escribir.

Ahora unas pequeñas notas sobre la historia,
la yukata es un traje tradicional japonés pero para los hombres,
como el kimono xD!. Otro dato curioso es que los carros en Japón
son a revés, el conductor va del lado derecho!!
mm... creo que es todo lo que tengo que aclarar... ^^!!!
espero les guste!!

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23.- Un cielo estrellado nos une.

Aiji: Debo tratar de ser feliz y olvidar a Maya. En el pasado en verdad fui muy feliz cuando anduve con Waka, seguramente podremos volver a serlo –Pensaba Aiji mientras abrazaba delicadamente el cuerpo de Waka-
Waka: Aiji… te quiero…
Aiji: yo… yo también

Ninguno cedía a soltar al otro, sin embargo, después de unos minutos, Aiji tomó a Waka por los hombros para separarla un poco de su cuerpo.

Aiji: tratemos de ser felices nuevamente ¿sí? –Dijo Aiji mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro-
Waka: Sí –Respondió Waka muy avergonzada-
Aiji: ¿Ah?, ¿Qué hora es? –Se preguntó un poco desconcertado-
Waka: no sé..
Aiji: ¿Ya son las tres?, ¡ya es tarde! –Exclamó sorprendido al ver la hora en el reloj de su sala a travez de un pequeño vidrio en la puerta de la entrada de la cocina- ¿Tienes hambre?
Waka: un poco
Aiji: ¿Pedimos algo de comer y que lo traigan a domicilio?
Waka: sí gracias

Aiji soltó a Waka y abrió uno de los cajones del mueble de su cocina para sacar varias tarjetas, después de verlas todas eligió una y fue a la sala, tomó el teléfono y marcó un número que al parecer estaba escrito en la tarjeta que tomó.

Aiji: ¿Bueno?
Aiji: sí, quisiera hacer una orden
Aiji: ¿Está bien que a ti también te pida sushi? –Preguntó a Waka un tanto nervioso pues había olvidado tomar en cuenta la opinión de Waka-
Waka: haha, sí está bien.
Aiji: Disculpe… entonces le molesto con dos órdenes de sushi por favor
Aiji: Sí… Mizui Shinji
Aiji: Así es, ya había ordenado antes…
Aiji: 558-3479
Aiji: ok, gracias.

Aiji colgó y volteó a ver a Waka, ésta e veía fijamente y Aiji se avergonzó un poco.

Aiji: perdón por no preguntarte que querías comer, lo siento… es que es raro que tenga visitas…
Waka: haha, no te preocupes, siempre lo has hecho…
Aiji: ¿Eh?, ¿a qué te refieres? –Preguntó desconcertado ante a afirmación de Waka-
Waka: sí, pero no te preocupes.
Aiji: Perdón… no era mi intención. –Dijo con un tono confundido y arrepentido-
Waka: no te disculpes, es tu forma de ser… -Respondió Waka mientras continuaba haciendo la limpieza de la cocina de Aiji-
Aiji: ¡Ah! No te preocupes por eso, no es necesario –Exclamó al ver que Waka continuaba limpiando-
Waka: ¡déjame! –Dijo alzando un poco la voz – Igual lo voy a hacer –Insistió. La verdad era que lo único que waka quería era buscar una manera de eliminar todo el conjunto de sentimientos que tenía en ese momento-
Aiji: ¡Hay Waka! –Exclamó a modo de rendimiento pues sabía que no lograría convencerla-

Mientras tanto Maya y Miyavi ya habían terminado de comer y estaban esperando al mesero a que regresara con el cambio de la comida.

Miyavi: ¿Dónde metes tanta comida? –Preguntó con ese tono sarcástico peculiar en Miyavi-
Maya: ¿Eh?, ¿Porqué? –Preguntó mientras se limpiaba la boca con una servilleta-
Miyavi: ¡Comes mucho!, yo apenas y pude terminar mi platillo –Dijo con un tono molesto pero al mismo tiempo sonriendo, signo de que para él ese comentario era una broma-
Maya: Pues, no sé… sólo como lo necesario.
Miyavi: ¡AHAM! Se nota… -Exclamó con un tono burlón-

Finalmente, después de unos largos minutos, el mesero llegó con el cambio de la cuenta que habían pagado. Miyavi tomó el dinero y lo guardó y puso unas cuantas monedas en la mesa para la propina, pero la actitud con la que lo hacía era muy prepotente y nunca dijo ni un gracias.

Maya: ¡gracias joven! –Exclamó Maya en lugar de Miyavi-
Miyavi: bueno, ¿quieres ir a dar una vuelta?
Maya: ¿Ah?, bueno… -Exclamó desconcertado por la repentina pregunta de Miyavi-

Miyavi se levantó y se paró junto a Maya, inmediatamente éste dirigió su mirada hacia los ojos de Maya, los cuales le miraban atentamente y, sin poder predecirlo, Miyavi tomó suavemente la mano de Maya para levantarlo y así salir del lugar. Todos en el lugar los veían extrañamente pues la manera en que Miyavi le tomaba no era de amigos, ni era señal de tratar de apresurar los movimientos de Maya; sus dedos estaban entrelazados con los de Maya formando una unión que parecía irrompible. Maya estaba totalmente avergonzado, ¿Cómo era posible que hiciera esa clase de cosas en público?

Maya: ah… Miyavi… ¿No van a pensar mal de nosotros?, la gente nos ve raro –Preguntó Maya mientras su miraba chocaba con todas las miradas que se dirigían a ellos haciendo que éste se incomodara –
Miyavi: No importa… lo que los demás digan no tiene importancia mientras yo pueda estar contigo –Dijo con un tono muy serio el cual no era muy normal en él-

Al escuchar aquella afirmación, una calidez recorrió el cuerpo de Maya haciendo que la incomodidad y las preocupaciones se alejaran rápidamente. Ambos llegaron al auto y subieron a éste. Miyavi lo encendió y comenzó a manejar.

Maya: ¿A dónde iremos Miyavi? –Preguntó curiosamente y con cierto entusiasmo por lo recién ocurrido-
Miyavi: ya verás…

Maya no insistió en preguntar pues pensó que el no saber su destino haría más interesante el viaje, por lo que cambió el tema y comenzó a platicar acerca de su trabajo, los proyectos que tenían y lo que habían elaborado, sin embargo, Maya nunca mencionó a Aiji; trató de evitarlo para no incomodarlo.

Miyavi: ya veo… ¿y qué ha pasado con Aiji? –Preguntó usando un tono un tanto provocador-
Maya: Pues todo normal… -Respondió seriamente para no hacer que Miyavi se exaltara-
Miyavi: me refiero a… ¿Qué son ahora?, obviamente no puedes estar con ambos, ¿verdad?.

En ese momento Maya volteó hacia su izquierda para poder observar la ciudad a través del vidrio de la ventanilla del auto mientras se perdía en los recuerdos que había hecho con Aiji, todos esos felices recuerdos que llenaban de calor su corazón y alma.


Maya: Ya no somos nada –Contestó con un tono neutro. Maya se encontraba volteado y Miyavi estaba manejando, por lo que éste no pudo observar la expresión tan triste y vacía que tenía Maya en ese momento-.
Miyavi: ¿Enserio? –Preguntó con una sonrisa en el rostro-
Maya: Sí, ayer Aiji me lo dijo claramente…
Miyavi: Entonces, ya puedo estar tranquilo –Dijo con un tono de voz que sonaba a victoria-
Maya: ¿Eh?, ¿a qué te refieres? –Preguntó extrañado-
Miyavi: No quiero que ese idiota te ponga una mano encima… no a mi Maya –Dijo poniendo su mano izquierda sobre la pierna de Maya-

Maya dirigió velozmente su mirada hacia la mano de Miyavi una vez que sintió como se apoyaba sobre esta, y después de observarla por unos segundos Maya se recostó completamente en el respaldo del asiento del auto para poder cerrar un poco los ojos y tranquilizarse.

Maya: este no es el mismo sentimiento que Aiji me provocaba, cada vez que Miyavi me toca, siento temor, pero después de eso no puedo evitar el sentirme protegido… bueno, ya no importa. Yo elegí a Miyavi… -Dijo Maya en su mente mientras continuaba con los ojos cerrados-

Miyavi quitó su mano para tomar el volante con ambas manos y continuar manejando.

Miyavi: entonces ya pronto terminarán sus canciones, que bueno… ¿y ya pensaron en su próxima idea?

Miyavi esperó alguna respuesta pero el silencio fue lo único que pudo escuchar, por lo que dio un rápido vistazo a Maya, éste se había quedado totalmente dormido, Miyavi al notar esto decidió no molestarlo y dejarlo descansar mientras continuaba con el recorrido hacia su destino.

Después de un rato Maya abrió un poco sus ojos y lo primero que vio al abrirlos completamente fue un gran letrero que pasaba sobre ellos y decía: “Bienvenido a Koube”

Maya: ¡¿EH?! –Exclamó totalmente sorprendido por haber leído aquél señalamiento por lo que tampoco pudo evitar el despegar su cuerpo del asiento para tratar de verlo mejor-
Miyavi: Que bueno que ya despertaste, estamos a punto de llegar.
Maya: ¡Pero!, ¡¿Dónde estamos?! –Dijo viendo a través de la ventanilla del auto a su lado izquierdo-

En el exterior se podía observar una gran cantidad de árboles y, detrás de estos, había una gran cantidad de agua la cual se perdía en el horizonte y, al mismo tiempo, reflejaba el brillo inigualable del sol sobre sus turbias aguas, haciendo parecer que la luz danzaba sobre la superficie. La luz anaranjada causada por el atardecer le daba un color especial a todo el lugar.

Miyavi: estamos en zona costera, Koube. Tengo una casa cerca de aquí y, cuando quiero estar a solas, vengo aquí. –Dijo con un tono de voz lleno de tranquilidad-
Maya: ¡Oh!, pero ya es tarde, no nos va a dar tiempo de regresar –Exclamó un poco preocupado-
Miyavi: ya sé… cuando lleguemos prepararé la cama para que durmamos ahí.
Maya: ¡¿Dormir ahí?! P… pero, ¡mañana debemos trabajar!
Miyavi: Tranquilo Maya… escapemos a un día de trabajo –Dijo Miyavi usando aquellas palabras que siempre lograban seducir a Maya-
Maya: ¡Pero…!
Miyavi: Parece ser que no quieres estar conmigo –Exclamó molesto y al mismo tiempo triste para chantajear a Maya-
Maya: No es eso…

En ese momento la imagen de Aiji llegó a la cabeza de Maya.

Maya: me pregunto que estará haciendo Aiji en este momento –Se cuestionó melancólicamente en su mente mientras bajaba suavemente su mirada-
Miyavi: ¿Estás bien? –Preguntó Miyavi ate el silencio que se había generado en su conversación con Maya-
Maya: ¿Eh?, nada, nada –Respondió para salir de sus pensamientos-, está bien… faltemos al trabajo –Dijo no muy animado-
Miyavi: Bueno, no te preocupes, son sólo dos horas de viaje, mañana saldremos temprano de aquí y podremos llegar a tiempo a nuestros trabajos… -Dijo Miyavi al ver que la idea no le convencía del todo a Maya.

En ese momento Miyavi llevó el auto por una calle que salía por el costado derecho de la carretera y así fue como llegaron a una casa muy humilde.

Miyavi: ¡Bien!, ya llegamos –Exclamó para después apagar el auto, salir de este y estirarse pues había sido un largo recorrido-
Maya: ¡Wooow!, el paisaje se ve muy bonito –Dijo mientras su mirada se perdía e la puesta del sol que acontecía en aquél momento-.
Miyavi: Que puesta de sol tan hermosa, pareciera que nos estaba esperando para que pudiéramos verla –Exclamó Miyavi con palabras llenas de tranquilidad y amor-

Poco después de aquellas palabras, Miyavi pasó sus brazos por encima de los hombros de Maya para así abrazarlo por el cuello y, suavemente, recargó su rostro a un costado de su cabeza para que sus labios pudieran quedar cerca del oído de Maya.

Miyavi: te quiero Maya –Susurró Miyavi con un tono muy suave y seductor-

Maya sintió perfectamente como su cuerpo se encontraba totalmente paralizado, la vergüenza llenó todo su cuerpo haciendo que se quedara sin palabras y no pudiera hacer nada. En verdad se sentía totalmente tonto.

Miyavi: vamos adentro, comenzará a hacer frío dentro de poco tiempo –Exclamó Miyavi humildemente mientras señalaba con su dedo índice la entrada de la casa-.
Maya: sí…

Miyavi tomó la mano de Maya u la jaló suavemente para llevarlo hasta su casa. Ambos entraron y Miyavi se dirigió inmediatamente a lo que parecía ser la sala y se sentó.

La casa era tradicional de Japón, a la entrada había un área especial para poner los zapatos, todo el suelo se encontraba cubierto por madera muy fina y perfectamente barnizada; los pasillos eran angostos y las puertas de las habitaciones estaban cubiertas con un papel grueso color blanco.

Maya: ¡Wow!, es la primera vez que esto en una casa tan tradicional –Exclamó asombrado-
Miyavi: ¿Enserio?, entonces tal vez te guste esto…

Miyavi se levantó y abrió una puerta que conectaba con uno de los cuartos de la casa. Maya se quedó parado en su lugar observando como Miyavi entraba en la habitación y, mientras lo esperaba, comenzó a mirar cada esquina de la casa para no perder ni un solo detalle; aquella construcción le era muy interesante.

Miyavi: ¡Mira!, puedes usarla si quieres –Dijo con una voz muy emocionada mientras le mostraba una yukata que sostenía con sus brazos-
Maya: ¡¿Eh?! ¡No te preocupes!, no es necesario –Exclamó muy avergonzado-
Miyavi: No te preocupes, vas a ver que te queda bien.

Miyavi puso la yukata en el suelo y se acercó a Maya, tiernamente abrazó su cuerpo y le susurró al oído:

Miyavi: de seguro te vas a ver muy lin-do –Dijo haciendo especial énfasis en aquellas dos sílabas-

El rostro de Maya se sonrojó al instante en que Miyavi termino de pronunciar aquellas palabras tan seductoras; sin pensarlo Maya recargó su rostro sobre el hombro de Miyavi para poder esconderlo y que Miyavi no viera que estaba totalmente avergonzado. Lentamente las manos de Miyavi comenzaron a levantar la playera de Maya para así poder la cálida y suave piel de su espalda. Maya, al sentir esto, apretó fuertemente la camisa de Miyavi por la espalda pues él comprendía perfectamente a dónde llevaban aquellas caricias.

Miyavi: Maya… ¿me dejarás verte con la yukata puesta?, por favor… -Preguntó con una voz que parecía dar a entender que la vida de Miyavi dependía de ver a Maya con la yukata puesta-

Maya soltó la camisa de Miyavi y dio un paso hacia atrás para separarse de éste. Miyavi pudo observar perfectamente el sonrojado y tierno rostro de Maya, sus ojos tenían un brillo especial, sin embargo estos dirigían su mirada hacia el suelo. Maya cerró sus ojos y tomó su camisa por el borde inferior de ésta para levantarla y poder quitársela.

Maya: está bien… -Dijo un poco inseguro de su respuesta-

Miyavi recogió la yukata y comenzó a prepararla para que Maya se la pusiera. Para cuando Miyavi volteó a ver a Maya, éste se encontraba agachado para quitarse los pantalones quedando sólo en ropa interior. Miyavi dejó salir una leve sonrisa al verlo mientras que Maya no se atrevía a verlo directamente a los ojos por la vergüenza que tenía.

Miyavi le entregó la ropa a Maya y éste se la puso rápidamente pues, como Miyavi había dicho, ya comenzaba a hacer mucho frío. Miyavi observaba atentamente a Maya mientras se vestía provocando nuevamente una pequeña incomodidad a Maya. Finalmente Maya terminó de vestirse y se quedó parado en aquel lugar esperando algún comentario por parte de Miyavi.

Maya: es… cómodo… -Dijo sonrojándose un poco-
Miyavi: Pero si te queda estupendo –Exclamó emocionado-

Miyavi no perdió ni un segundo y abrazó a Maya pegándolo a su cuerpo lo más posible, Maya se sentía un poco incómodo por la situación pues él no había previsto nada de esto, todo esto le parecía muy repentino y no terminaba de asimilarlo.

Miyavi: en verdad, te amo Maya, no quiero perderte una vez más –Dijo con un tono muy arrepentido, como si todo ese tiempo hubiera estado recordando todo lo que hizo en el pasado-

Estas palabras penetraron rápidamente los pensamientos y sentimientos de Maya y, por alguna extraña razón, a Maya le entraron unas ganas de llorar que al parecer nadie podría detener, sin embargo, no podía mostrar aquellos sentimientos frente a Miyavi por lo que juntó todas sus fuerzas para poder contenerse pero aún así, su rostro reflejaba el dolor y confusión que Maya tenía.

Miyavi: ¿por qué cada vez que digo esas palabras pones un rostro triste? –Preguntó un tanto incómodo –

Maya no podía responder, simplemente dejó que los brazos de Miyavi lo envolvieran y Maya sintió la calidez de estos.

Maya: no… -Por fin respondió- es que estoy un poco confundió concierne a algunas cosas-
Miyavi: todavía no sacas a Aiji de tu cabeza ¿verdad?
Maya: lo siento… -Respondió tristemente-
Miyavi: No te preocupes… -Exclamó mientras se separaba de Maya- ¿Te parece bien si salimos a ver el cielo? –Preguntó a Maya pues fue la única manera que se le ocurrió para borrar aquél ambiente de tensión-.
Maya: ¿Eh?
Miyavi: Aquí se ve un cielo hermoso, seguro te gustará
Maya: Ok… -Dijo asintiendo con la cabeza-

Ambos se dirigieron a la salida para ir a la playa y, Maya apenas salía del lugar cuando levantó su mirada para observar el cielo que Miyavi le había mencionado, el rostro de Maya reflejaba un gran asombro ante tal espectáculo. Lo que Maya veía era un cielo totalmente hermoso, éste era azul marino saturado por una inmensa cantidad de brillantes luces y, al centro de aquella vista había una fila de luces que dividía el cielo en dos, Maya nunca había visto la vía láctea como aquél día.

Maya: Woow –Exclamó muy asombrado mientras continuaban caminando-. ¡Se ve hermoso!
Miyavi: ¿verdad que sí?
Maya: ¡Nunca había visto un cielo como este! –Exclamó como un niño pequeño-. En Tokio es imposible verlo de esta manera.
Miyavi: lo sé, es por eso que me enamoré de este lugar y decidí comprar una casa en este lugar –Dijo con palabras llenas de paz, como si hablar de eso tranquilizara su alma-

Una vez que llegaron a la playa Maya caminó hacia la arena y se recostó en esta.

Maya: Es muy hermoso…

Miyavi se acercó y se acostó junto a él para después entrelazar su mano con la de Maya.

Miyavi: ¿Sabías que en el cielo hay 88 constelaciones?
Maya: ¿Enserio? –Preguntó sorprendido-
Miyavi: ¡sí!, por ejemplo… esa de ahí –Dijo señalando un punto en el cielo- es la osa Mayor y, junto a esa está el oso menor –Expresó para después señalar un punto distinto en el cielo-
Maya: ¡Woow!, ¡Sí!, puedo verlos –Exclamó muy emocionado. Maya parecía ser un niño aprendiendo nuevas cosas-

Miyavi esbozó una sonrisa en su rostro pues era muy feliz al ver a Maya disfrutar del momento. Ambos se quedaron unos minutos más apreciando el cielo, Miyavi continuaba mostrándole constelaciones a Maya hasta que Miyavi se levantó para decirle a Maya que ya era momento de regresar a la casa; Maya berrinchudamente aceptó, pues él quería continuar admirando el cielo junto con el sonido del mar. Ambos entraron nuevamente a la casa y acomodaron las cosas para poder dormir.