Sólo Contigo (Capítulo 27)

HOLA!!! hahaha después de mil años regreso con un capítulo de mi Fanfic...

Pido disculpas porque, a los que ya me conocen, yo tengo memoria de TEFLÓN!! entonces la verdad es que ya olvidé mucho de lo que escribí y pues, no me voy a poner a leer todo lo que he escrito ya que es demasiado D:! gosh!!

Anyways, digamos que comenzaré a escribir con lo que recuerdo y he leído de los capítulos anteriores entonces, lo más seguro es que noten un pqueño cambio o, de seguro, perderé la continuidad de algo PUAJ!, soy un horror de escritura, espero no regarla mucho! XD LOL!

Por cierto, ahora escribiré directo en la PC por fines prácticos y para poder escribir durante mis momentos libres en la universidad (La libreta se vuelve estorbosa) así que tal vez noten un poco de "caída" en mi escritura puesto que ya no hago la doble redacción PUAJ!

Continuaré dando lo mejor de mi y pues, espero les guste! D:! MEOW!!

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27.- No se puede cambiar de un día para otro.

–Ese idiota…– Dijo Aiji entre dientes mientras dirigía su mirada hacia la puerta de la salida.

Pronto unas pequeñas lágrimas comenzaron a recorrer las mejillas de Maya; Hiko, quien hasta ahora se había quedado en silencio, notó de inmediato que Maya estaba comenzando a salir del susto que Takeru le había provocado por lo que éste sacó de su bolsillo un poco de papel y se lo ofreció a Maya.

–No llores Maya, tienes que tomarte las fotos para la revista y no puedes salir con los ojos irritados e inchados– Dijo Hiko con un tono muy suave para tratar de tranquilizarlo.

Gracias a aquél gesto y a aquellas palabras, Maya trató de controlar su llanto hasta el punto en que éste se detuvo.

–Muchas gracias Hiko… – Fue lo único que Maya pudo decir hasta ese momento mientras trataba de recuperar el aliento. –Debo dejar eso de lado, ya no debo preocuparme por Takeru… – Maya pensaba mientras trataba de consolar su llanto. –Después de todo no hizo nada así que no tengo porqué ponerme mal por lo que pasó.

–¡Hola!, veo que ya llegaron, ¿ustedes son LM.C verdad? – Interrumpió un señor que salió de la misma sala de la cual había salido Takeru.
–Sí, somos nosotros, mucho gusto y espero que podamos hacer un buen trabajo juntos. – Dijo Aiji un poco desconcertado mientras estiraba su brazo para estrechar la mano del señor. –Mi nombre es Aiji y él es Maya–
–Mucho gusto, mi nombre es Yamada– Respondió el señor mientras estrechaba la mano de Aiji. –Bien pues, comencemos a trabajar, pasen al estudio para que la estilista comience a arreglarlos. Dentro hay un vestidor para que se pongan sus vestuarios de una vez–
–Muchas gracias– Agradeció Aiji con una pequeña reverencia y ambos entraron al estudio fotográfico.

Aiji fue el primero en entrar al estudio, seguido por Maya y Hiko quienes hasta ahora guardaban total silencio. Al pasar la puerta Aiji bajó por unas escaleras pronunciadas que llevaban a un nivel inferior.

–Me pregunto si estamos bajo tierra– Maya preguntó asombrado al comenzar a bajar por las escaleras.
–Parece ser que sí– Respondió Hiko.

Al bajar las escaleras finalmente llegaron al área donde se tomaban las fotos. El cuarto estaba lleno de lámparas y cables los cuales daban muchas vueltas por todo el suelo, resultaba sumamente difícil saber de qué era cada cable debido a las constantes vueltas y diferentes figuras que éstos formaban. Al fondo del estudio había una gran tela colgada desde el techo y cubriendo gran parte del suelo. Aiji, Hiko y Maya se quedaron parados cerca de las escaleras esperando a que entrara el señor que los recibió pues no sabían el camino a los vestuarios y al camerino donde la estilista los arreglaría.

–Bienvenidos a nuestro estudio fotográfico, espero que se sientan cómodos para poder sacar buenas fotos. – Exclamó Yamada mientras bajaba por las escaleras –Ayer JayKay me comentó sobre el tipo de fotos que querían para su nuevo material discográfico. La verdad es que su propuesta me parece muy interesante –Decía Yamada totalmente animado –Aparte, ustedes querían en su portada la foto de una niña ¿verdad? –
–Así es– Respondió Aiji mientras que Maya sólo asintió con la cabeza.
–¡Bien!, entonces déjenme presentarles a la hija de la estilista, su nombre es Minami– Inmediatamente después de aquellas palabras el camarógrafo volteó a ver a una niña que se encontraba en el fondo de la habitación, ésta se encontraba jugando tranquilamente con una muñeca la cual vestía con un vestido parecido al de una princesa.

Maya se acercó a la niña y se hincó para quedar a su altura y así poder hablarle.
–¡Hola! – Exclamó Maya mientras sonreía con singular alegría.
–Hola…– Respondió la niña para así esconder la muñeca con la que se encontraba jugando tras su espalda en señal de la vergüenza que sentía y la desconfianza que sentía por Maya.

Al parecer una vez más Maya había ganado el título de ser el mejor hombre en la tierra en esconder sus emociones, Maya podía esconder fácilmente cualquier situación dolorosa con aquella cálida sonrisa. Era como si lo malo y doloroso nunca lo afectaran, sin embargo no era así.

Maya dejó salir una sonrisa muy tierna provocando que una sonrisa igual de alegre se dibujara en el rostro de la niña. La niña comenzó a levantar su mano derecha y la llevó hacia al frente hasta apuntar al ojo de Maya.

–Están rojos…– Dijo la niña con peculiar curiosidad y al mismo tiempo con mucha decisión. –¿Lloraste? –

Maya se sorprendió por la pregunta que la niña le había hecho, al parecer su cuerpo aún delataba las emociones por las que había pasado. Sin embargo Maya no permitiría arruinar aquel momento por lo que metió su mano en uno de los bolsillos de su pantalón y sacó una chupachups.

–No es nada importante… toma, esto es para ti.– Respondió Maya mientras le ofrecía la paleta a la niña.

La niña se quedó mirando fijamente a la paleta y enseguida levantó su mirada clavándola en los ojos de Maya; la mirada de la niña era sumamente cálida y llena de vida. Tal vez Maya no era muy bueno con los sentimientos de las demás personas pero los ojos de aquella niña eran como un vidrio transparente a todas sus emociones y sentimientos.

Finalmente la niña comenzó a acercar dudosamente su mano a la paleta y la tomó. Una vez que ésta estuvo en sus manos la niña comenzó a verla con mucha curiosidad, parecía que era la primera vez que veía una puesto que analizaba cada ángulo de la paleta. La niña trató de abrir la paleta pero la envoltura no cedía ante sus delicadas manos.

–¿Quieres que te ayude? – Maya preguntó amablemente mientras extendía su mano para ayudarle.

La niña asintió gentilmente con la cabeza y le entregó la paleta a Maya quien enseguida puso el palo de la paleta entre sus dientes de forma horizontal y comenzó a darle vueltas en el sentido contrario al de la envoltura para así abrirla y regresársela a la niña.

–¡Maya! – Gritó Aiji una vez que terminó de hablar con el camarógrafo.
–¡Ya voy! – Maya puso su mano sobre la cabeza de la niña para frotarla gentilmente. –En un momento regreso, ¿ok? – Dijo Maya dibujando una sonrisa en su rostro y se dirigió hacia donde estaba Aiji.
–¿Ya llegó la estilista? – Preguntó Maya una vez que estuvo junto a Aiji.

Maya tenía mucha curiosidad por conocer a la nueva estilista pues esta vez quería lucir lo mejor posible para Aiji y así lograr captar su atención una vez más.

–Sí, ya nos está esperando– Dijo Aiji con aquel aire serio que siempre lo envolvía durante el trabajo.

Ambos se dirigieron a una puerta que estaba al lado derecho del estudio, la abrieron e ingresaron a aquel cuarto. Dentro había una mesa la cual estaba llena de cosméticos, peines, cepillos, botellas y mil cosas de las cuales Maya y Aiji desconocían su uso.

–¡Woah! Me pregunto si por aquí hay algo interezante que pueda usar en esta sesión de fotos – Exclamó Maya con un tono muy emocionado. Tan pronto Maya terminó su frase éste se acercó a la mesa y comenzó a mover botellas, a levantar algunas cajas y a abrir bolsas, Maya estaba súmamente curioso por saber para que servía cada producto.
–¡Deja eso Maya! No debes agarrar las cosas que no te pertenecen – Inmediatamente Aiji comenzó a regañarlo.
–Hum…– Maya dejó en su lugar los productos que había tomado y cruzó sus brazos haciendo un singular berrinche. –Está bien, no voy a tocar nada– Maya dibujó en su rostro una expresión de reto hacia Aiji y éste se fue a una esquina.
–¡Con permiso! – Se escuchó la voz de una chica que venía desde el otro lado de la puerta. –Tuve que ir por un poco de agua para poder peinarlos– Explicaba la chica mientras entraba al cuarto y mostraba un atomizador que llevaba en su mano derecha.
–¿Eh? – Maya exclamó con gran asombro. –¿Sakura? –
–¿Ah? ¿Cómo es que sabes mi nombre? –Preguntó totalmente sorprendida.
–¿Acaso no me reconoces? –

Sakura puso un poco más de atención en las facciones del sujeto que se encontraba parado frente a ella. Comenzó a observar su cuerpo, manos y finalmente cada rasgo de su rostro.

–¡WOAH! No puede ser –Exclamó Sakura totalmente sorprendida. –¡¿Eres el pequeño Masahito?!
–¡Sí! – Gritó Maya lleno de emoción.
–¡Ah! No puedo creer que por fin volvimos a encontrarnos– Dijo Sakura mientras se acercaba a Maya para darle un gran abrazo.

Maya por su parte dio unos cuantos pasos hacia al frente para acercarse a Sakura y abrió sus brazos para recibirla. Finalmente los brazos de Sakura envolvieron el cuerpo de Maya.

–Aww… sigues siendo igual de suave que antes– Dijo Sakura una vez que pudo apretar un poco el cuerpo de Maya.

Aiji no pudo evitar pensar mal ante aquellas palabras –¿A qué se refiere con suave? ¿cómo es que ella conoce la suavidad de su cuerpo? –

–Y tú… ya no creciste…– Exclamó Maya con un tono sarcástico y un ligero toque burlón.
–¡Calla Masahito! – Contestó Sakura berrinchudamente.
–¿No estuviste siempre burlándote de que me iba a quedar chaparro y siempre ibas a ser más alta que yo? – Maya continuó hablando para provocar más a Sakura.
–¡Ya deja de molestar! –

Sakura empujó el cuerpo de Maya y se dirigió hacia la silla del camerino.

–Sólo por eso comenzaré a arreglar a tu amigo primero y tú te quedarás para el último–
–¡¿Eh?! ¡No se vale! – Exclamó Maya dirigiéndose a Sakura.

Aiji se encontraba totalmente confundido con aquel encuentro, parecía ser que Sakura era igual de infantil que Maya. Si bien ya era suficiente con soportar a Maya, ahora que se había juntado con aquella amiga de la infancia todo se volvía más molesto.

–Es mejor que te vayas a perder el tiempo por otro lado chaparro, Aiji y yo nos quedaremos trabajando y platicando MUY amenamente– Enfatizó Sakura sus palabras para hacer enojar más a Maya.
–¡bien!, ¡pues quédate con Aiji! – Maya salió del cuarto y se quedó parado afuera de éste.
–Perdona todo lo que acabas de presenciar, la verdad es que me encanta hacer berrear a Maya– Dijo Sakura con un tono lleno de cariño. –Tal vez parece raro que diga esto pero, él es el único al que puedo tratar de esa manera sin preocuparme que se ofenda, siempre hemos bromeado con estas peleas tontas–

Aiji sólo prestaba atención a las palabras que Sakura decía sin embargo éste pudo identificar un sentimiento muy extraño en el tono de voz que Sakura usaba al momento de hablar sobre Maya.

–Pero bueno… no estamos aquí para perder el tiempo, dime ¿que clase de peinado quieres? –
–Pues…– Aiji comenzó a explicarle a Sakura la idea que tenía en mente y ella jugaba un poco con su cabello tratando de simular lo que Aiji le estaba explicando.
–¿Entonces sería algo así? – Preguntó Sakura mientras sostenía el cabello de Aiji con muchas pinzas y otros artículos.
–Sí, algo así… –
–Bien, entonces comencemos–

Así Sakura comenzó a cortar el cabello de Aiji y a fijarlo para dar el estilo que Aiji le había explicado. Maya por su parte se puso a jugar con su celular, revisaba sus mensajes, números y cualquier cosa que tuviera su celular puesto que no sabía en qué más podía perder su tiempo. No pasaron muchos minutos cuando el celular de Maya comenzó a sonar.

–Mi-yavi…– Maya leyó el nombre que aparecía en la pantalla de su celular. –Me pregunto que es lo que quiere? –

Maya dudó unos momentos en si debía contestar la llamada, después de todo ya no quería tener algo que ver con Miyavi, simplemente deseaba que éste desapareciera.

–¿Bueno? – Maya respondió.
–¿Cómo estás? ¿Por qué no me has hablado?, pensé que mínimo me escribirías un mensaje de texto. – Miyavi dijo un poco decepcionado.
–Perdón… no… no era mi intención–
…
–¿Entonces, todo está bien? – Miyavi preguntó un poco extrañado pues el tono en la voz de Maya parecía incómodo.
–Sí, todo está bien–
–¿Seguro?
–Sí, no te preocupes– Maya trató de corregir el tono que usaba al hablar pues sabía que éste haría que Miyavi hiciera más preguntas.
–Bueno… debo dar una entrevista pronto, te hablo luego ¿ok?, no olvides mandarme algún mensaje de texto o llamarme–
–Ok, no lo olvidaré–

Miyavi cortó la llamada sin despedirse y Maya hizo lo mismo.

–Cómo desearía no haber arruinado las cosas. Primero Takeru ahora Miyavi, ¿en verdad merezco a Aiji? ¿Quién soy yo para reclamar a Aiji como mío si fui yo quien provocó todo? – Nuevamente la duda y pesimismo se apoderaban de los sentimientos de Maya.
–Hiko… – Maya susurró aquel nombre mientras agachaba su cabeza.
–¿Qué pasa?.. – Hiko contestó.

Maya levantó la mirada rápidamente pues no esperaba aquella respuesta.

–¿Qué pasa Maya? ¿No acabas de decir mi nombre? – Hiko preguntó desconcertado.
–Sí… pero no pensaba que lo ibas a escuchar– Maya evadió el asunto pues no quería preocupar a los demás.
–Mmm… ok, si tú lo dices–

Maya y Hiko se quedaron platicando un poco sobre el equipo del estudio y las ideas que tenían para las fotos. Así Sakura salió para llamar a Maya y comenzar a arreglarlo puesto que ya había terminado de arreglar a Aiji.

Pasaron largas horas trabajando en las fotos, Maya se veía lleno de energía y la niña había ganado más confianza, parecía que ésta se había vuelto muy cercana a Maya. Estuvieron tomando fotos con globos y Maya aventaba los globos al aire para que la niña pudiera golpearlos. A pesar de que trabajaron aproximadamente 3 horas seguidas todos quedaron muy contentos con las fotos y así Maya y Aiji dieron las gracias al fotógrafo quien había demostrado sus grandes habilidades para la fotografía.

–¡Muchas gracias por todo! – Aiji dijo desde la salida del estudio.
–No hay por qué, espero regresen pronto– Contestó el fotógrafo.

–Bien, entonces… ¿regresarás a casa por tu cuenta, Maya? – Preguntó Aiji con un tono un poco preocupado.
–Sí, después de todo dijiste que saldrías a tomar un poco con Hiko, ¿no es así? –
–Sí pero, si quieres venir sabes que estás invitado–
–No, muchas gracias, sabes que no me gusta tomar– Maya negó aquella invitación puesto que quería pensar en una manera de mejorar todo.
–Bueno, entonces nos vemos luego ¿ok? – Aiji se despidió de Maya y ambos se fueron juntos al bar más cercano.
–Bien… pues supongo que por este camino regresaré a mi casa–

Maya comenzó a caminar por aquella calle en la cual, por la hora, caminaba menos gente a comparación de cuando habían llegado. El rostro de Maya reflejaba una gran seriedad, parecía que no dejaba de darle vueltas a la situación para buscar una manera de resolverla.

–Disculpa… – Una voz conocida interrumpió los pensamientos de Maya. –Tu eres el chico de hace rato ¿verdad? –

Maya volteó súbitamente y comenzó a analizar el rostro del chico que le hablaba.

–¿Quién eres? – Maya preguntó totalmente confundido.
–¿Ah? ¿no me recuerdas?, ¡pero si acabamos de vernos hace poco! –Exclamó Yuji con singular enojo.
–Mmm… – Maya trató de recordar su rostro y dirigió su mirada hacia una de las lámparas de la calle. –¡AH! ¡Ya sé quién eres! ¡Eres el chico que estaba con Takeru!–
–¡Yup! –
–Y… ¿qué pasa? –
–Bueno, venía a pedirte disculpas por la actitud de Takeru, creo que lo que hizo no fue muy cómodo para ti y pues… el orgullo de Takeru es demasiado grande como para pedirte disculpas así que, quiero decirte “perdón” en su lugar – Dijo Yuji muy apenado y con la mirada baja; parecía que era de las personas que no hablan mucho.
–Ah… no te preocupes, creo que ya no tiene importancia– Maya respondió con una sonrisa.
–¡No!, ¡claro que sí importa! Sobre todo por la actitud que tomamos todos nosotros, tal vez no debimos defender tanto a Takeru. –
–Te digo que no te preocupes– Maya puso su mano sobre la cabeza de Yuji y le alborotó un poco el cabello. La diferencia de estaturas era notoria y a Maya le era muy fácil el alborotarle el cabello.
–A… ¿ah? – Yuji quedó totalmente desconcertado y apenado ante la acción de Maya. Su rostro se ruborizó rápidamente y Maya pudo notarlo.
–Bueno, supongo que estuviste esperando un largo tiempo aquí afuera para pedirme disculpas, ¿te parece si te invito a cenar?, la verdad es que muero de hambre. – Maya dijo con un tono despreocupado para no avergonzar más a Yuji.
–¿Eh? ¿está bien? – Justo en ese momento el estómago de Yuji delató la gran hambre que tenía. Maya no pudo evitar el dejar escapar una carcajada puesto que su estómago también comenzaba a rugir.
–Vamos, es mejor que olvidemos todos estos problemas y vayamos a comer algo. –
–E.. está bien– Yuji dijo aún con un poco de vergüenza.